Por: Nicole D.
El éxito que está viviendo Robert Pattinson con su último trabajo, Good Time, es en parte gracias a la saga de Crepúsculo que sirvió como ventana dentro de la industria. Pero según contó en una entrevista, sus días como el vampiro más famoso de los millenials, Edward Cullen, podrían haber acabado muy pronto si no hubiese sido por su representante.
Mientras grababan la primera película en el 2008, casi despiden al actor por su mala actitud durante el rodaje y fuera del set. “Éramos todos chicos que tuvimos que crecer juntos y en un ambiente extraño", y de ahí venía su rebeldía y peleas con ejecutivos y técnicos. Su agente intervino y tuvo que hacer un viaje a Canadá donde grababan para calmarlo. "No tenía que besarle [el trasero] a nadie. Igual no creo haberlo hecho".
Más allá de ese problema, Pattinson reconoció que grabar la saga Crepúsculo fue algo maravilloso. Ahora, luego de todos los millones en su bolsillo, se lleva bien con su legado de Edward Cullen y no le importa que lo asocien con el personaje. "Creo que una de las mejores cosas de ser un éxito de taquilla, si hiciste cinco películas de una serie, es que hay que aceptar algo de responsabilidad por haber interpretado al mismo personaje".
Con los 31 años recién cumplidos, el actor ha encontrado la forma de despegarse del personaje a través de películas independientes: trabajando con David Cronenberg y hace poquito en el Festival de Cannes donde recibió muy buenas críticas por su trabajo.