Con la saga de ‘Misión Imposible’, Tom Cruise logró ser, sin duda alguna, especialista en cine de acción. Pero su carrera no siempre fue así. A fines de la década del 90, después de protagonizar ‘Top Gun’, ‘Cocktail’ y ‘Días de trueno’, intentó por todos los medios ser tomado como un artista versátil; además, mientras buscaba su identidad como actor, Cruise también buscaba su gran amor. Después de un corto matrimonio con Mimi Rogers y un breve romance con Rebecca de Mornay, conoció a una bellísima australiana de 23 años: Nicole Kidman.
El 24 de diciembre de 1990, apenas un año después de conocerse, se casaron en una boda secreta en Colorado. Nicole tenía 23 años y Tom, cinco años más. Se convirtieron en la pareja más poderosa de Hollywood. Sin embargo, los desacuerdos llegarían cuando Tom decidió iniciarse en el culto de la Cienciología; desde el comienzo Kidman no vio con buenos ojos su decisión. Pese a esto, se mostraban como una pareja consolidada y seguían atrayendo a todos.
Adelantándonos seis años más, en 1996 Kidman filmaba en el Reino Unido ‘Retrato de una dama’. Su esposo decidió visitarla y de paso conocer a Stanley Kubrick. El director era considerado uno de los más influyentes del siglo XX. Cruise sabía que el director quería una pareja para su nuevo proyecto: ‘Ojos bien cerrados’ (‘Eyes Wide Shut’), un thriller erótico que exploraba la infidelidad y que sugería que hasta la pareja más perfecta no podía escapar de ella. Cuando se ofreció a protagonizarla con su mujer, el director no lo podía creer, su primera opción había sido Alec Baldwin y Kim Basinger, que por esa época también eran un matrimonio consolidado. Pero ante la propuesta de Cruise no dudó en aceptar, y los estudios, mucho menos.
El rodaje de la película empezó en noviembre de 1996 y duró hasta junio de 1998. Se demoró tanto que al terminar, logró un galardón peculiar: la grabación ininterrumpida “más larga de la historia”, como figura en el libro de los Récords Guiness. Además de los tiempos, Kidman y Cruise tuvieron que aceptar ciertos requerimientos por lo menos insólitos del director. El guion indicaba que la historia transcurría en Nueva York. Sin embargo, Kubrick padecía una fuerte fobia a volar y decidió que la película tendría el marco de Manhattan pero se rodaría en los estudios de Londres, ciudad donde residía; en vez de adaptar la trama a la nueva locación, envió a sus técnicos a Manhattan para que midieran el ancho de calles, edificios, y tomaran imágenes de kioscos, postes de correos y cabinas telefónicas, todo para reproducirlos en Londres.
En torno a los métodos y el trabajo de Kubrick existen varias leyendas urbanas que los protagonistas nunca confirmaron pero tampoco desmintieron. Una asegura que el director los obligó a visitar cabarets para que observasen el erotismo ‘sórdido y atrayente’ de esos lugares. Otra sostiene que Kubrick les aconsejaba cómo debían reflejar la sexualidad y para eso les pidió ayuda a los encargados de las escenas eróticas: “A Kubrick le obsesionaba la idea de hacer la primera película porno con actores famosos. La idea era legitimar el género porno del mismo modo en que lo había hecho con el cine de ciencia-ficción, el cine histórico… Era un proyecto antiguo, que en algún momento había conversado con Terry Southern”, contó Frederick Raphael, coguionista de la película.
Lo que sí confirmaron, y hay testigos, es que el perfeccionismo de Kubrick llegó al extremo de ordenar repetir nada menos que 95 veces una escena en la que Cruise debía cruzar una puerta; la escena de sólo un minuto en la que el personaje de Kidman practica sexo con otro hombre en un affaire imaginario demandó seis días, la actriz tuvo que realizar las escenas desnuda y practicando con un modelo. En una extraña combinación de dirección actoral y algo de morbo, el director le prohibió la entrada de Cruise al rodaje. Eso sí, no ahorró detalles y le describió las más de 50 posturas sexuales que le exigió a Kidman.
Otra medida extraña fue que, ya antes de arrancar el rodaje, Kubrick jugó al límite entre la realidad y ficción. Les pidió a los protagonistas asistir con él a unas sesiones de psicoanálisis en las que la pareja confesó sus problemas reales. Las exigencias del director, la filmación interminable, provocó tal estrés en Cruise que terminó con úlceras estomacales, pero nunca se lo contó a Kubrick porque no quería preocuparlo o alargar más la producción.
Finalmente la película se estrenó. La expectativa era tal que la revista Time le dedicó la tapa y una nota de ocho páginas. Aunque duraba dos horas y 21 minutos, ‘Ojos bien cerrados’ tenía todo para ser un éxito: sexo, presupuesto, director de prestigio y las dos mayores estrellas de ese momento. Sin embargo, para algunos era una obra maestra y para otros, un fracaso. Se invirtieron 65 millones de dólares y recaudó 160.
Ante las críticas, Cruise respondía que “la película es todo aquello que el espectador quiera ver en ella, es una experiencia diferente para cada uno de nosotros”. “La primera vez que vimos la película terminada quedamos en estado de shock”, aseguraba a su vez Kidman. “La segunda pensamos que sí, que iba a ser una película controvertida. Pero estoy orgullosa del filme y de ese período de mi vida. Fue mi obsesión, nuestra obsesión, por dos o tres años”.
Luego del estreno, el matrimonio anunció su separación. Así como se casaron en una ceremonia secreta, se separaron sin dar explicaciones ni provocar escándalos. No hubo comunicados ni anuncios oficiales. Algunos trascendidos señalaban que la decisión de Tom de convertir a sus hijos en fieles seguidores de la Cienciología fue el motivo de la separación. También la negativa de Nicole de abandonar el catolicismo y sobre todo, su oposición terminante a intervenir en la vida de sus hijos para imponer sus propias creencias.
Cabe recalcar que Kubrick no alcanzó a ver la separación de sus protagonistas. Murió cuatro días después de entregar la edición final de la película a la productora Warner Bros y a cuatro meses de su estreno en Estados Unidos, el 16 de julio de 1999.