En algún momento parecía que el Caso Rust, que cobró la vida de la directora de fotografía Halyna Hutchins, llegaba a su fin y que el el actor y productor de la película, Alec Baldwin, quedaba libre de culpa. Sin embargo, un cambio en los fiscales a cargo del caso modificó el rumbo y Baldwin, quien disparó el arma que hirió de muerte a Hutchins, podría estar nuevamente en muchos problemas.
Ahora es la defensa de la armera Hannah Gutierrez-Reed que estuvo a cargo en la película y quien es acusada de homicidio involuntario, el que ha declarado contra Baldwin y lo responsabiliza de lo ocurrido:
“El señor Baldwin, uno de los principales productores, protagonista de la película, él realmente controlaba el set. Ustedes van a escuchar que él violó algunas de las más básicas reglas de seguridad en el manejo de armas”, señaló Jason Bowles, abogado de Gutierrez-Reed.
“O tenía el dedo en el gatillo y el martillo amartillado, o apretó el gatillo, mientras apuntaba a la señora Hutchins y al señor Souza”, dijo Bowles. “No vas a escuchar nada acerca de que ella estuvo en esa iglesia o disparó ese arma. Ese fue Alec Baldwin”.
De hecho, Halyna Hutchins no hubiera fallecido si es que el arma homicida no hubiera contenido balas de verdad. La responsable de ello fue Gutierrez-Reed, motivo por el cual podría enfrentar hasta 3 años de prisión.
Sin embargo, también sería correcto afirmar que Hutchins estaría viva si Alec Baldwin no hubiera apuntado hacia ella al disparar el arma y si bien no sabía que estaría cargada con balas de verdad, su actuar en un “ensayo” podría denotar negligencia y va contra las normas de seguridad. Más aún, el mismo Baldwin había negado haber disparado el revólver y en su versión aseguraba que el disparo se dio por una falla en el artefacto, solo para que una investigación a profundidad revelara que sí o sí tuvo que apretar el gatillo.
Finalmente la defensa de Hannah Gutierrez-Reed también responsabiliza a Baldwin como productor del film, asegurando que en última instancia, ella no solo estaba centrada en sus labores como armera sino que también fue relegada a tareas secundarias como asistente de utilería.
De todas formas, la fiscalía fue contundente en sus alegatos:
“La evidencia mostrará que la acusada trató los protocolos de seguridad como si fueran opcionales, en vez de considerar que la vida de otras personas dependía de que hiciera su trabajo correctamente”, dijo Jason Lewis, fiscal a cargo del caso.