23 Noviembre 2015

'Sangrecita': una cura contra la anemia

La temible anemia está deteniendo a casi la mitad de nuestros niños. Pero una fantástica receta con poco de magia pero sí mucho ingenio, ya está dando y ganando la batalla.

Si los niños son el futuro, el futuro del Perú es más negro que el azabache.  En Ayacucho, la mitad de los niños están condenados a ser ciudadanos de cuarta: ignorantes, cansados, sin habilidades y seguramente pobres de bolsillo y espíritu.

La culpa la tiene la anemia, una enfermedad que padece el 46.8% de los pequeños de entre 0 y 3 años. Aunque hay departamentos como Puno en que su incidencia llega al 82%. Sus consecuencias son devastadoras e irreversibles.

El Estado viene luchando contra la anemia desde el 2010 pero no ha logrado revertir las cifras. La ONG ‘Acción contra el hambre’ plantea una alternativa para combatirla,es barata, accesible, culturalmente aceptada y eficaz: el charqui o deshidratado de vísceras y sangre. La sangre seca por ejemplo.

La anemia se produce por una baja  concentración  de  hemoglobina en la sangre. La hemoglobina es una molécula que se encarga de transportar oxígeno a los tejidos para que éstos se desarrollen y funcionen correctamente. Hasta los tres años, los niños desarrollan casi el 80% de su cerebro y de sus capacidades cognitivas motoras.

La falta de hemoglobina hace que sufran alteraciones en la estructura y neuroquímica de su cerebro. Dicho en crudo, un niño con anemia equivale a un niño y luego a un adulto torpe y menos inteligente. 

La anemia reduce a los niños que la padecen a ser unos zombis de sus propias vidas. Desde el 2010, el Estado ha tratado de luchar contra esta enfermedad silente pero castrante, repartiendo de forma gratuita estos multimicronutrientes, conocidos como chispitas. Un suplemento nutricional que evita la baja de hemoglobina.

Aunque su eficacia está probada y son gratuitas, la tasa de anemia no baja, es más, en algunos departamentos ha subido. Las razones son varias: al principio hubo desabastecimiento. Luego, sobre todo en los medios rurales, se instaló y todavía no se ha ido, la desconfianza de muchas madres respecto a utilizarlas.

Muchos niños no las consumen y muchos otros las consumen mal y para colmo el Estado solo las reparte a pequeños de seis meses hasta tres años durante  un año. Es decir, aún los que las toman correctamente se quedan desprotegidos al menos un año y medio en la etapa más vulnerable y en los medios más pobres donde la comida es escasa y  baja en calorías y proteínas fundamentales para evitar la enfermedad. 

La ONGAcción contra el hambre- viendo este panorama desolador – implementó hace cuatro años el programa ‘Anemia no’ en cuatro distritos de provincia de Huanta, en Ayacucho. Su propuesta es el deshidratado de sangre y vísceras y su eficacia está demostrada por estudios en laboratorio. Además es aceptada culturalmente porque es una  práctica ancestral que se ha recuperado, modernizado y mejorado.

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