9 Marzo 2015

Mala semilla

El brutal asesinato de una pequeña a manos de su cuidadora, una adolescente de 16, muestra cómo la violencia y la crueldad pueden calar desde los años tempranos ¿Qué convierte a un menor de edad en criminal? ¿Cómo los juzga la ley?

Una adolescente de 16 años mató a golpes a una niña de dos años quien, junto a su hermana de cinco, estaba bajo su cuidado. Han pasado cinco días y hasta hoy las autoridades no han podido determinar lo que realmente ocurrió en una vivienda en San Martín de Porres. 

Aunque admite su culpa, la versión de la adolescente es sólo una pieza dentro del complicado rompecabezas que pone sobre el tapete la ley que juzga a los jóvenes que comenten crímenes en nuestro país, por desgracia, no pocas veces.

Pero en este en particular caso, existió una testigo clave nada menos que la hermanita mayor de Ariana, quien a sus cinco años, presenció toda la secuencia del brutal ataque de su niñera, la persona que debía cuidarlas.

Todo comenzó el viernes 27 de febrero, justo el último día de trabajo de la niñera de 16 años, quien sólo fue contratada por un mes, como reemplazo de la niñera regular. La madre, Milagros, había salido a trabajar como secretaria en una empresa de transportes y dejó a sus dos hijas en manos de la adolescente. Al parecer la paciencia de la joven empezó a colmarse hacia la hora de almuerzo.

La hermana mayor de Arianita ha contado a su madre que la niñera estaba molesta por la lentitud de la pequeña para comer. Según la niña, la adolescente estaba ansiosa por ver algo en la televisión que justo pasarían a esa hora. 

El descontrol fue tal que a los insultos siguieron los golpes en el rostro. La violencia se apoderó de la niñera. La niña comenzó a llorar, pero eso solo alimentó la furia de su agresora. 

La pequeña Ariana devolvió la comida, eso generó que la niñera perdiera del todo los papeles, como ella misma lo ha confesado: la llevó a la ducha para lavar las heridas que ella misma le había causado. Ahí la siguió golpeando contra las baldosas. Es entonces cuando probablemente el ataque se transformó en mortal. Ella también ha reconocido esta parte de la agresión.

No se sabe a ciencia cierta si esta joven asesina sufría de algún transtorno aún no se le ha realizado ninguna pericia psicológica. Ella sigue en su casa, como si nada hubiera pasado, aunque sí ha declarado los detalles del ataque, pero no ante la Policia sino a la prensa.

Una vez que Arianita estuvo casi desmayada por los golpes, la niñera niñera la acostó con claros signos de una conmoción. A las diez de la noche, cuando Milagros, la madre de las pequeñas llegó, la adolescente estaba como si nada mirando televisión. Con la mayor tranquilidad, le dijo que las niñas dormían.

Luego de que la madre se dio cuenta de la inconsiencia de su hija, la llevó a la posta y luego, por la gravedad de su estado, la pequeña fue trasladada al hospital Rebagliati. Su cuadro médico era terrible: tenía una hemorragia cerebral y un pulmón afectado. Sus esperanzas de vida eran pocas, al cuarto día murió. 

Sumada a esta tragedia, Milagros debe afrontar además que la Policia aun no haya movido un dedo por este caso. Una vez mas, ni un perito se ha asomado a la escena del crimen a tomar una sola huella. 

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