Dini: danza de millones
Una millonaria compra con fondos de la DINI enciende las alertas de los órganos de control. Y jalando los hilos se llega a una sorpresa.
Cuarto Poder accedió a importante documentación que revela la orden dada por el presidente Ollanta Humala, para adquirir un equipo de interceptación telefónica valorizado en 21 millones de dólares, es decir 55 millones de soles.
La compra se hizo a la empresa israelí Verint Systems a fines de 2012 y sería parte del denominado Proyecto Pisco, un plan de rastreo de comunicaciones a gran escala que estaría a cargo de la policía para luchar, supuestamente, contra el crimen organizado.
La Comisión de Inteligencia del Congreso habría encontrado graves irregularidades en la adquisición del sistema Pisco. Por ejemplo, luego de haber solicitado toda la documentación sobre esta compra a los órganos de control se ha establecido que no existe el requerimiento por parte del área usuaria de la DINI, es decir el proyecto de inversión, prefactibilidad y factibilidad del área que planteaba la necesidad y la justificación de la compra.
Un documento del 19 de febrero de este año que fue escrito y firmado por el ex jefe de la DINI y compañero de promoción de Ollanta Humala, Víctor Gómez. En esta carta Víctor Gómez le detalla claramente a su sucesor, el entonces Director de Inteligencia Nacional, Javier Briceño, que quien ordenó la compra de este equipo de interceptación telefónica fue el mismísimo presidente Ollanta Humala.
En tanto, Manuel Sevilla, actual jefe de la DINI, confirmó que la institución no realizó una licitación para adquirir el sistema electrónico debido a que no puede ser incluida en la Ley de Contrataciones del Estado por su carácter de secreto.
De acuerdo a los documentos obtenidos por los integrantes de la comisión de Inteligencia, en la compra de este equipo de interceptación habrían intervenido solo tres personas el entonces jefe de la DINI, Víctor Gómez, su jefe de gabinete de asesores, Iván Kamizake y el presidente Ollanta Humala.
La actual investigación habría determinado además que el órgano de línea de la DINI que debería encargarse de la ejecución del proyecto no participó en la definición de la necesidad, contraviniendo el manual de procedimientos de adquisiciones del Estado.
No sólo la DINI habría incurrido en irregularidades en la compra del equipo israelí, sino en la obras civiles, es decir en la infraestructura en donde se pondría en funcionamiento el llamado proyecto Pisco, que por cierto aún no debuta oficialmente.