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Todos sabemos que automedicarnos no es una buena idea. Sin embargo, muchas personas prefieren elegir ellas mismas qué medicinas tomar o dejar esa decisión en manos de la persona que los atiende en una farmacia, quien en muchos casos no es un profesional capacitado para prescribir medicamentos e incluso para aplicar inyectables.
Una adolescente camina con dificultad porque es una víctima de la informalidad y la auto medicación. Hace más de un mes llegó hasta una botica buscando un antihistamínico que le alivie la alergia que padecía en ese momento. Pero la mujer que la atendió le aplicó una inyección que, según esta ecografía le afectó nada menos que el nervio ciático.
Uno de los principales problemas de salud que tenemos es que en muchas boticas y farmacias no son farmacéuticos quienes aconsejan a los clientes qué productos comprar. Usualmente se trata de vendedores y vendedoras que no han sido capacitados para prescribir medicinas.
En el caso de los antibióticos, el Ministerio de Salud exige que se vendan única y exclusivamente con receta médica. Consumir antibióticos sin seguir las pautas al pie de la letra no sólo hace que no hagan efecto, sino que, y esto es lo más peligroso, hace que las bacterias que se suponían debía atacar, se vuelvan más resistentes.
Cuando se trata de nuestra salud, estar lo más informados posible sobre las medicinas que estamos tomando puede ser una cuestión de vida o muerte.