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En México se habla de en el futuro enviar narcotraficantes a cárceles estadounidenses.
La celda número 20 del penal de máxima seguridad El Altiplano, en México, fue el lugar en el que el “Chapo” Guzmán burló las medidas de vigilancia y desapareció del encierro tras su captura el 2014.
El líder del cartel de Sinaloa fugó por una ruta de kilómetro y medio, con luz, oxígeno, y hasta un vehículo acondicionado, algo que periodistas de cadenas internacionales pudieron constatar.
Guzmán salió del subsuelo en una obra aparentemente abandonada, donde se habría gestado la huida desde su reclusión.
De nada sirvió el brazalete de seguridad que llevaba puesto el narcotraficante, pues no contaba con GPS. Montado sobre esta motocicleta sobre rieles, el escape del baño hacia la salida del túnel fue cuestión de minutos.
Esta fuga con corrupción y trabajo de ingeniería incluida, ha sorprendido al mundo; sin embargo, no es la primera vez que este narcotraficante construye un túnel tan sofisticado. Cuando lo detuvieron en febrero del año pasado, se descubrió una red de seis pasajes subterráneos conectados a la tina de su casa en Sinaloa.