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Ayudemos a Maribel
La niña creció y en la escuela, pero la crueldad de los niños y el bullying la terminó alejando de las aulas.
Maribel es una adolescente de 14 años, cuyo rostro ha sido marcado desde hace 10 años por el curanderismo, la falta de especialistas en los hospitales del país, y el cáncer.
Herlita Campos Coronel dio a luz gemelas, una de ellas es Maribel que tenía la piel lozana, pero unas protuberancias en su cabeza marcaron el inicio del sufrimiento. La niña creció y en la escuela, pero la crueldad de los niños y el bullying la terminó alejando de las aulas.
Al ver el sangrado y las heridas de su hija, Herlita acudió al hospital en Moyobamba, pero como los desinflamantes no hicieron efecto, acudió a curanderos pensando que su pequeña era víctima de brujería.
Ni los curanderos, ni las hierbas que les recetaban, pudieron hacer algo para solucionar el problema; por el contrario, la piel continuó arrugándose, hinchándose, sangrando e infectándose.
El dolor que sentía Maribel ya no le permitía dormir, lo que hizo que la lleven al hospital de Tarapoto, donde le dijeron que no la podían tratar y que tenía que venir con urgencia a la capital.
Tras varios exámenes y una lucha incansable que duró 10 años, finalmente dieron con el diagnostico: Cárcimoa Epidermoide de piel que podría terminar con la extracción del globo ocular. Además del cáncer, se habría encontrado también varicela, úlcera crónica y TBC cutánea.
A pesar que ya ha obtenido el SIS para cubrir los gastos médicos, los precios de algunos medicamentos son elevados, y la falta de dinero para los pasajes, hace que la menor no pueda acudir a sus tratamientos.
La situación de la menor se agrava puesto que su familia no cuenta con los recursos para su tratamiento y demás gastos de la casa. Una deuda de dos meses por el cuarto que renta en el techo de una casa, son la gran carga de esta mujer que trajo a su hija a Lima para salvarla.
Maribel asegura que volverá a la escuela cuando termine toda esta pesadilla, y la sonrisa vuelve a su rostro cuando piensa en su futuro, porque ella sabe que siempre hay esperanzas.